martes, 16 de noviembre de 2010

DOS ENFOQUES


ANVERSO PREOCUPANTE

Censura

En su reciente viaje, Benedicto XVI formuló una declaración trascendental sobre la situación española, diciendo con absoluta contundencia que “ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como lo vimos precisamente en los años treinta, y esta disputa, más aún, este enfrentamiento entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy nuevamente en España” (Zenit, 6 de noviembre de 2010). Pero tan clarísimas expresiones del Sumo Pontífice sobre el renovado ataque irreligioso, fueron rectificadas de inmediato por el vocero papal, Padre Federico Lombardi S.J. Al afirmar que el Papa “no hizo análisis históricos al hablar del anticlericalismo y del laicismo de los años treinta del siglo XX en España, sino que sólo quería recordar un período histórico del país y explicar que hoy la Iglesia busca "el encuentro, no el desencuentro" (cfr. Zenit, 7 de noviembre de 2010). Igualmente puntualizó que al referirse al anticlericalismo de los años treinta en España, “Benedicto XVI no buscaba hacer polémica”.

Corrección

De esta manera, el vocero llegó a decir que “en las intenciones (sic) del Papa hay que excluir la polémica; el pontífice sólo comentó el secularismo en Europa y en España y recordó algunos momentos de la historia”… “Simplemente se refirió al secularismo y en sus palabras no hay que buscar la confrontación”. Acaso en otro tema y circunstancia, semejante galimatías mereciera una sonrisa disimuladora. Pero el intento de corregir las inequívocas palabras e intenciones del Santo Padre, precisamente al alertar cuando manos impías buscan retorcer el espíritu y la historia de España adquiere una significación gravísima. Y se inserta en una peligrosa costumbre que parece haber hecho escuela en los portavoces, buscando acomodar a la “diplomacia” la prescripción evangélica del “sí, sí, no, no”. O enseñando que el Sumo Pontífice “no polemiza” —no discute, no refuta— graves afrentas públicas que interesan a la vida religiosa.


REVERSO CONFORTADOR

Testimonio

Con ánimo antirreligioso y antihistórico el actual gobierno español ha prohibido el ingreso a la basílica del Valle de los Caídos. Una maravilla de Fe y Caridad que sella magníficamente la tragedia española. A causa de la veda, en estos mismos días la comunidad benedictina decidió bajar a las puertas del recinto y allí, al borde de la carretera, celebrar la Santa Misa. Una ceremonia extraordinaria, cuya homilía —de Fray Santiago Cantera Montenegro— verdaderamente también lo fue y vale transcribir algunos de sus pasajes señeros:

“Es preferible una Iglesia mártir —y recordemos que la palabra mártir significa “testigo”— que una Iglesia connivente con el mal por temor a perder un bienestar temporal… Evitemos el odio que pueda surgir en nuestro corazón hacia quienes persiguen la fe. Oremos por ellos y que el amor de Cristo venza el muro del odio. Pero, sin dejar de amarles, sepamos también mostrar nuestra firmeza, porque el Señor está con nosotros y tenemos que defender su heredad, de la que forman parte las iglesias y los lugares de culto… Que podamos decir con convencimiento las mismas palabras que el abad benedictino Santo Domingo de Silos dijera a un rey de Navarra en el siglo XI: “La vida podéis quitarme, pero no más”… Quiero terminar extractando algunos preciosos versos de una canción que entonaban los cristeros mexicanos y que revelan el valor y el anhelo de eternidad que debemos tener. Dicen así: “El martes me fusilan / a las seis de la mañana / por creer en Dios eterno / y en la Gran Guadalupana. […] Matarán mi cuerpo, pero nunca mi alma. / Yo les digo a mis verdugos / que quiero me crucifiquen, / y una vez crucificado / entonces usen sus rifles. […] No tengo más Dios que Cristo, / porque me dio la existencia. / Con matarme no se acaba / la creencia en Dios eterno: /muchos quedan en la lucha / y otros que vienen naciendo. […] ¡Viva Cristo Rey!”

“Que la Santísima Virgen nos alcance del Espíritu Santo el don de fortaleza y haga que la visita del Santo Padre traiga sobre nuestra querida y atribulada España frutos copiosos de una fe recia y de un espíritu ardiente”.

Juan E. Olmedo Alba Posse
Noviembre de 2010

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